La chica de las estatuitas

Era fanática de las esfinges, todos sabían que regalarle
en su cumpleaños
las acomodaba pacientementesobre unas maderas de pino sureño
había algo en su voz cuando diagramaba la posición del día de aquellas esfinges
un tono monocorde y estirado
susurraba la palabra "bifurcación"en estado de trance
sus ojos se cerraban, pero ella veía a través de ellos

yo llegaba con mi maletín repleto de telegramas de renuncia
y fichas horarias,nunca le gustó que usara el reloj en mi mano derecha
pero ahí estaba, levantando mi mano en el aire
eran las 23:32, no había echo la comida:

según Rebecca, todo el día te lo pasaste
acomodándolas una y otra vez.
sobre la mesa estaban las estrellas de mar disecadas que pude desenterrar en Cerdeña
el pañuelo Versacce que te traje de milán
y la patita hueso de pompiz, mi difunto gato.

te habías dibujado una remeraque decía :”amo los peldaños”
quise preguntarte que te pasaba pero levantaste tu dedo índice
y lo apoyaste en el oxigeno que nos separaba como si mi boca fuera una boca gigante e invisible
te pusiste a lamer el espejo, aun con los ojos cerrados
pensaba que quizás nunca te habías recuperado por haber perdido una pierna
A mi bonsái lo habías prendido fuego
y le cosiste ruleros a las ramas.

no eras de dictar mensajes lingüísticos uno tenía que darse cuenta de lo que querías.
puse algunos objetos en el maletín y cerré la puerta
Haía frío, en la calle sólo se escuhaban murcielagos.
era una noche hermosa.

otra ex.