domingo, 11 de mayo de 2008

Queridos Extraterrestres:









Queridos Extraterrestres:

Es algo así como estar parado en un limite.
El limite entre la vida y la muerte.
¿Creen en la muerte ustedes?

Empieza con algo que se rompe.El sueño por ejemplo:
Estaba caminando. Nosotros no podemos ver colores en los sueños.
Pero pongamos que el ambiente era bastante rosa. Rosa oscuro.
Había muchos médanos y caminaba por ellos.

Caminaba por esas calles Echas de intestinos gruesos y delgados
estaba dentro de una persona.
lindo sueño.

En la tierra, allá abajo, serían como las 5 de la mañana, pero no lo sabía.
estaba muy cansado como para saber algo.

El cielo, magnifico, azul y magnifico superpobladode puntiagudas y redondas formas vivientes: Las bacterias.
No podían hacerme nada, estaban siendo fagocitadaspor los Jesucristos del cuerpo.

Mi mente consiente emitía pensamientos hacia mi mente astral.
Le ordenaba ir al cerebro. –siempre me interesó.-
Acostumbrado a sueños lucidos me hice caso y fui.

“viaje al centro del cerebro onírico”
El cartel era de lo mas auspicioso, así que subí en aquel glóbulo rojo, amordazado como un caballo.
No sin antes pagar los $2 correspondientes.
El cajero se parecía quizás a Jhon Lennon. –seguro que fue por el especial que vi en canal 7 antes de dormirme.-

Viajaba rápido por el torrente.
!mira todo ese colesterol!
Eran posters grasientos clavados en los pasajes internos de las venas.-
“No voy a comer más papas fritas”- Pensé.

Cuando bordeamos los bosques subtropicales de los pulmones
pensé en Blair Whitch (una película medio de miedo).
Era bastante tenebroso, como el laberinto de David Bowie, pero me quería meter, el glóbulo no quería saber nada de estancarse ahí
me susurro que la forma más rápida de llegar al cerebro era mediante un coagulo, pero no era recomendable.

Por fin, ahí estaba, el cerebro, el origen, envuelto en liquido protector, lleno de luces, era como esas postales de mar del plata que venían en las cajas de alfajores que te daban en los micros.

Una verdadera metrópolis. Era emocionante
sentía algo así como paz con piel de stress.

Los neurotransmisores: cines interminables y gratuitos, era hermoso, recuerdos de la infancia, el cinturón de papá, papá muerto, el Nono josé, la placita monserrat...

hasta que de repente un arpón. Un arpón se apodero de la escena. Un arpón venido de los infiernos había partido todo a su paso.un arpón que me despertó a las 5:14 de la mañana.

Nada que un ibuevanol forte no pueda evitar.

Me explote uno en la boca, hice gárgaras ácidas y me tome medio litro de agua sentado en el inodoro, mirándome al espejo, diciendo “el lunes voy al dentista, o prometo”

La paz volvió.

y bueno, eso es todo lo que puedo decirles sobre los dolores de muela.